jueves, 1 de marzo de 2012

LA MUERTE Y LA VIDA

LA MUERTE Y LA VIDA.
La muerte, esa experiencia que nadie te puede contar, esa sensación que nadie puede explicar, ese momento en el que el cuerpo se para, ¿Un punto final o un punto y aparte en el camino?
La muerte existe desde que el hombre tiene consciencia de sí mismo y seguramente antes incluso de que la propia palabra existiera. La ciencia oficial (la que se nos ofrece desde las altas esferas) nunca ha demostrado con certeza el origen del ser humano, como tampoco desvela que sucede con la energía después de la muerte. Por otra parte, cabe resaltar que en textos sagrados como la Biblia, se mencione la existencia de humanos que vivían cientos y cientos de años, como es el caso del conocido Matusalén. Lo cierto es que la muerte no es más que una consecuencia de esta vida terrenal, algo tan natural como el nacer, eso es un hecho que no admite hipótesis.
La muerte es algo que te puede ocurrir en cualquier momento, no es algo malo, ni bueno, simplemente se da, sucede, sencillamente es.
Lo que viene ocurriendo en la sociedad en que vivimos es que es un tema tabú, un tema con el que las autoridades no cuentan para los planteamientos educativos, es algo que pasa desapercibido durante la infancia, algo que un niño “no debe conocer ni entender” según ellos. Más tarde será la familia y la sociedad las que evitarán tratar acerca de éste fenómeno por incomodidad o temor. Existe un factor común en torno a la mayoría de las personas y es el MIEDO A LO DESCONOCIDO, eso es algo que las autoridades tienen muy claro, ese es uno de sus fuertes para controlar a las masas, elegir, dosificar y filtrar el conocimiento a compartir según su interés. Pero siendo sensatos con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que por mucho conocimiento que abarquemos no tendremos más que una insignificante parte de lo que podríamos conocer, sencillamente, nos falta tiempo en una vida para conocerlo todo. Tú puedes llegar a ser un gran químico y un gran conocedor en este campo de la ciencia, pero no por ello dejarás de ser inmensamente ignorante en otros muchos aspectos de la vida.              Tu conocimiento es ínfimo en comparación con lo que desconoces, todos somos más ignorantes que conocedores. Aceptando nuestra ignorancia nos abrimos al exterior sin miedo a lo desconocido, ya que partimos del propio desconocimiento, antes de nada digo, soy un ignorante.
Una persona es ilusa en la medida que cree saber algo.
En el momento en que damos algo por sentado, ya nos estamos equivocando.
Retomando la etapa de la infancia, veo que el niño debe asistir a unas clases OBLIGATORIAS donde se les inculcan una serie de ideas (verídicas o no) las cuales la “autoridad” afirma que son esenciales para que la persona tenga una cultura general y pueda ser productiva en un futuro. El niño es literalmente ametrallado con distintas asignaturas que lo mantienen confuso, pero no hay tiempo para preguntas, de hecho si cuestionas el temario establecido, serás señalado y etiquetado como niño “rebelde”, el niño “ideal” debe estudiar lo estipulado y demostrar sus conocimientos adquiridos ante su primer juez, en este caso el profesor convertido a día de hoy en una herramienta de la autoridad. El niño desempeña su primer papel en esta película: el de “estudiante”, y en ese papel deberá esforzarse por adquirir la mejor valoración como tal, la persona es medida y juzgada del uno al diez de acuerdo a sus conocimientos adquiridos.
Las notas que consiga normalmente conllevarán una mayor o menor relación con los demás compañeros dependiendo de las notas de éstos, comienzan las agrupaciones, comienza la fragmentación del ser con respecto a los demás.
La competición está servida desde la infancia y es el sistema quien la inculca.
Más tarde, en base a los conocimientos adquiridos o simplemente memorizados, el estudiante tendrá la posibilidad de empezar una “carrera” universitaria o quizás no. No hay que ser demasiado hábil para ver lo que implica la propia palabra CARRERA: COMPETICIÓN, VELOCIDAD.  En una carrera gana el que llega antes, en la carrera los compañeros no dejan de ser competidores realmente. Ese es el ritmo que a la autoridad le conviene que lleves, un ritmo rápido y una actitud despiadada y egoísta, lo cierto es que esto no es ningún descubrimiento, esto es algo que cualquiera puede ver, así va el mundo en el que vivimos, a un ritmo de vértigo, “no hay tiempo para nada” cuando tiempo es lo único que hay realmente. Esto es una actitud irracional, algo antinatural.
Si en la vida estamos de paso ¿Por qué ir rápido? Y lo que es más importante ¿Hacia dónde vamos?
Si vas en un coche a alta velocidad no puedes ser consciente de lo que sucede a tu alrededor, debes fijar tu atención en la carretera o tendrás un accidente, conduces en una línea determinada con la finalidad de llegar a tu meta, tu destino. Con la mente ocurre lo mismo, si se mantiene ocupada entre metas, su visión es lineal, se dirige de un punto a otro, pero solo ve uno, uno tras otro, nunca puede ver lo que sucede a su alrededor. Es entonces cuando la mente está atrapada en “la cadena” del pensamiento, digamos que cada punto es un eslabón de la cadena. Pero esta cadena se puede romper de igual modo que un coche se puede parar.
Una mente quieta es una mente en silencio, una mente que pregunta y responde por sí misma sin tensión ni prisa, sin solicitar opiniones a terceros; una mente que entonces puede ver con nitidez y sin restricción, no como en la cadena del pensamiento, donde la visión era lineal y limitada por las metas. Cuando la mente se para su visión es global.
La mente no tiene que llegar a ningún lugar porque su naturaleza es la de estar quieta, en paz, sin ruido. Así, de este modo puede discernir y hacer que en consecuencia seas consciente. Del mismo modo que la mente no debe llegar a ningún lugar tu persona no tiene porque llegar a ser “alguien”.
En el momento en que un padre le dice a su hijo que estudie mucho o se esfuerce para llegar a ser alguien, el niño experimenta un gran conflicto ya que la mente pregunta… si tengo que llegar a ser alguien, ¿Ahora que soy? Efectivamente la respuesta es evidente, el niño ya es alguien, pero es alguien inocente que ve a su padre como una referencia, un hombre “sabio” frente a su ignorancia, pero el padre no es más que otra persona adoctrinada por un sistema despiadado, de manera que el niño empieza a confiar en sus palabras, comienza a CREER, ahí empieza todo, el niño pone el primer ladrillo de lo que será la cárcel de su mente, el EGO o FALSO EGO.


Realmente muy pocas personas se mueven en base a lo que comprenden (que es lo natural), es la mayoría la que actúa en base a lo que cree, en base a su ego, en base a ese “alguien ficticio”, así, cada persona vive en “su mundo”, en su línea, en su realidad, así es imposible ser consciente de la realidad, así la humanidad queda fragmentada, así, distanciados entre nosotros, somos vulnerables, fáciles de controlar, así va el mundo.
 A la autoridad le conviene que no seas consciente y que andes falsamente “refugiado” en tus metas, en tu cadena, en tu pensamiento, que seas esclavo de ti mismo, que no veas la realidad, que tan solo creas en “tu realidad”, que no te salgas de tu línea.
Quizás el lector pensará que el tema a tratar no está definido de momento, que el que escribe se va por los Cerros de Úbeda como aquel que dice, pues si, y no. Pienso que todo está relacionado, y que para aceptar la muerte hay que entender la vida, también es cierto que escribo sin protocolos, con libertad y con la única intención de que la gente adquiera consciencia y no conocimiento. Con la intención de que la gente deje de aprender y empiece a comprender, y al decir gente me refiero a ti también, pero no a ti como hombre o mujer, como guapo o feo, como rico o pobre, como banquero, agricultor o soldado, me dirijo a tu verdadero ser, a ese ser que tiende la mano sin desconfiar y sin esperar nada a cambio, a ese ser que no guarda nada y vive de manera transparente, a ese ser que es sincero con el mismo y por lo tanto con los demás, a un ser que no juzga si no contempla, que no compite si no comparte, que actúa en base a su sentido común y no en base a las reglas estipuladas, a ese ser no adoctrinado sin ideologías ni creencias, esa mente limpia,  aquel ser humano todavía está en ti, a él me dirijo, aun estando olvidado sigue ahí, no sigas traicionándolo, mi intención es rescatarlo.
Para terminar el texto haré mención de la morfología lingüística como en alguna ocasión ya hice. Cuando a una palabra se le adjunta la letra A normalmente adquiere un significado contrario al que tiene, por ejemplo:
Teo (Dios) – Ateo (Sin Dios), Morfo (Forma) – Amorfo (Sin forma), Típico – Atípico (No típico), Normal – Anormal (No normal)
Entiendo que en el lenguaje como en la vida no existen las casualidades, también pienso que el lenguaje posee un significado oculto del que nunca hablarán los libros en las instituciones oficiales, pero ese no es el tema a tratar ahora.
El caso es que veo que la naturaleza de la mente es la de cuestionar y en consecuencia comprender, cuando comprendes algo no lo olvidas jamás, sin embargo cuando aprendes algo que no comprendes es muy fácil olvidarlo, de hecho, todo lo que has aprendido sin comprender es un lastre con el que tendrás que arrastrar, digamos que cada cosa que memorizas o aprendes, es una piedra en tu mochila, de manera que cuando quieres buscar alguna respuesta en esa mochila, debes de remover las piedras que llevas hasta encontrar la que buscas, requiere de esfuerzo. Como se llamaba aquel antiguo compañero… un nombre es algo que se aprende, pero imposible de comprender, así como el alfabeto.


Con respecto al cambio de significado de una palabra al incorporarle la letra A en su inicio expongo que:
Si la palabra PRENDER significa encender una llama, APRENDER podría significar sin prender o, no prender; cuando una mujer experimenta un parto se dice que da a luz, incluso “oficialmente” el parto posee tres fases: dilatación, expulsión, y alumbramiento. Yo, desde mi ignorancia, entiendo que esa luz del parto es la energía personal que viene con el niño, su energía vital, la cual estará estrechamente vinculada a su mente, su sentido común; de ahí deduzco que la palabra COMPRENDER podría significar perfectamente prender el sentido común, encender la llama de la mente o simplemente propagarla, expandirla.

                                                                                                          JMC 27/02/2012